En la boca de dos ríos
Esta historia como todo relato de grandeza nace desde la humildad de las comarcas que vislumbran a todos con su belleza; más la pujanza, de los que no se amilanan Comenzó todo como una danza crepuscular como cuando el sol se oculta en la montaña Dos ríos, destinados a confluir; uno con una fuerza sin par y otra con aires de sultana Viniendo desde la Esperanza, con el alba; un gran solsticio rutilante que ilumina las cármenes del eterno Carrizal; se oía constante una voz que decía: "El empate ya no es nada, es tiempo de Calceta, la Sin Par" Mirando hacia la montaña, desde el profundo Choconchá y su misterio otra voz estridente, como el mismo cielo; gritaba briosa que seguía siendo la sultana mientras en Jipijapa haya café. Dos ríos, que inevitablemente se encontraron, confundieron sus aguas en un pequeño manantial; y de allí emanó otro raudal entre arrabales lindos y brisa sin igual En aquel terruño, a las faldas del collado nacía una nueva corriente,...